Artritis, tipos, analisis de detección y tratamientos.


La artritis es una enfermedad caracterizada por inflamación de una o varias articulaciones.
Esta inflamación puede constituir la respuesta del organismo a una lesión (como una fractura), a una infección (ya sea vírica o bacteriana), al desgaste gradual y progresivo de las articulaciones o a un trastorno autoinmune.
Es posible que un paciente sufra de más de un tipo de artritis.

Sintomas.-

Entre los síntomas se incluye dolor, hinchazón, rigidez y enrojecimiento de articulaciones.
La artritis afecta a ambos sexos y a diferentes razas.

Aunque la artritis puede presentarse a cualquier edad, es más frecuente en personas adultas.

Tipos de artritis más frecuentes son los siguientes:

- Osteoartritis.-

Asociada al proceso normal de envejecimiento y al deterioro articular.

Es la forma más común de artritis.

Artritis reumatoidea.-

Trastorno autoinmune.

Artritis reumatoidea juvenil – en individuos jóvenes afectando a una o varias articulaciones y órganos.

Puede ocasionar inflamación ocular.

Gota:

Trastorno metabólico asociado a un exceso de ácido úrico en el que se depositan unos cristales en forma de aguja en las articulaciones afectadas, principalmente la del dedo gordo del pie.

Representa aproximadamente un 5% de todas las artritis.

Artritis séptica:

Es un tipo de artritis menos común causada por una infección de la articulación.
En poco tiempo puede llevar a un deterioro articular importante y grave.

La artritis reumatoide (AR)

Es una enfermedad autoinmune crónica que causa rigidez, dolor, pérdida de movilidad, inflamación y erosiones articulares.

Suele afectar a las articulaciones de manera simétrica:

Con más frecuencia manos y muñecas, pero también codos, cuello, hombros, caderas, rodillas, y pies.

Otros síntomas y signos incluyen fatiga, fiebre, desarrollo de nódulos subcutáneos (especialmente en los codos) y malestar general.

Los pacientes con AR pueden presentar anemia, complicaciones sistémicas, y otros síntomas como sequedad ocular y de mucosas (asociados al síndrome de Sjögren), además de otros trastornos de tipo autoinmune.

Si bien cualquier individuo puede desarrollar una artritis reumatoide, esta enfermedad es más frecuente entre los 30 y 50 años de edad. Más del 75% de los afectados son mujeres.
Según el National Institute of Health, en Estados Unidos la AR afecta a más de 2 millones de personas.

De no tratarse, la enfermedad puede hacer disminuir la esperanza de vida del individuo, además de causar invalidez en aproximadamene un 30-40% de los afectados.

Pronostico.-

El curso y el pronóstico de la enfermedad son variables; su progresión puede ser rápida o lenta.
Por otra parte, en ciertas ocasiones puede remitir e incluso desaparecer.
Es bastante frecuente que la enfermedad se suavice o remita durante el embarazo, y que empeore nuevamente después del parto.
La AR se diferencia de la osteoartritis en que en ésta existe un desgaste de las articulaciones debido a la práctica de deporte o a lesiones.

La AR normalmente afecta a las articulaciones de forma equilibrada—si se afecta una rodilla, la otra también estará afectada.

La enfermedad, puede ser parcialmente hereditaria, pero es posible que también influyan otros factores, actuando como factores desencadenantes del gen, quizás bacterias o virus.
Sin embargo, no se trata de una enfermedad contagiosa.
Algunos científicos creen que alteraciones de determinadas hormonas podrían potenciar el desarrollo de AR en algunas personas portadoras de genes expuestas a los agentes desencadenantes.

Pruebas relacionadas.-

Los objetivos que se persiguen con estas pruebas consisten en poder diagnosticar la AR, distinguir esta enfermedad de otras formas de artritis y de trastornos que cursen con síntomas similares y en evaluar la gravedad del proceso.

Así, se podrá monitorizar la enfermedad, evaluar sus posibles complicaciones y la respuesta al tratamiento, así como detectar y controlar posibles efectos secundarios debidos a la medicación administrada.
No puede diagnosticarse una AR con una única prueba, sino que es necesaria una meticulosa evaluación clínica complementada con una variedad de pruebas ya sean de laboratorio o no.

Factor reumatoide (FR).-

Utilizado para el diagnóstico de Artritis Reumatoide.
Aproximadamente un 80% de pacientes afectos de AR presenta concentraciones elevadas de FR en sangre, aunque su concentración también puede estar elevada en otros trastornos e incluso en individuos sanos.

Péptido C citrulinado (CCP).-

La principal utilidad de esta prueba es que permite diagnosticar la AR en las primeras fases de la enfermedad y en aquellos pacientes que presentan un FR negativo.

Velocidad de Sedimentación Globular (VSG).-

Evidencia la presencia de inflamación en el organismo, así como la actividad de la enfermedad.

Puede ser de ayuda en el diagnóstico y la monitorización de la AR (por ejemplo, la VSG puede estar elevada en AR pero no en la osteoartritis).

Proteína C Reactiva (PCR).-

También indica presencia de inflamación, pero además informa acerca de la actividad de la enfermedad.

Puede ser de ayuda en el diagnóstico y la monitorización de la AR (por ejemplo, la PCR puede estar elevada en AR pero no en la osteoartritis).

Hemograma.-

Proporciona información acerca de los distintos tipos de células sanguíneas del individuo y de la hemoglobina, y permite evaluar y monitorizar la enfermedad así como detectar posibles anemias o déficits de glóbulos blancos de la sangre.

Estudio metabólico completo.-

Conjunto de pruebas utilizadas para evaluar y monitorizar la función renal y la hepática, entre otras.

Otras pruebas.-

Se considera que deben cumplirse como mínimo cuatro criterios de los siguientes y durante varias semanas para poder diagnosticar a un paciente de AR:

- rigidez matutina.
- artritis en por lo menos 3 articulaciones.
- artritis en las articulaciones de las manos.
- artritis de tipo simétrico.
- nódulos reumatoideos.
- presencia de factor reumatoide.
- ... y cambios radiográficos.

Exploraciones radiográficas.-

Si bien se utilizan para el diagnóstico de la AR y para la monitorización de las lesiones articulares, no suelen mostrar alteraciones relevantes en las primeras fases de la enfermedad.

Ecografías (ultrasonidos) y Resonancia Magnética Nuclear.-

Principalmente utilizadas con finalidades de investigación, para intentar detectar cambios en las articulaciones en las etapas iniciales de la enfermedad.

Tratamiento.-

Actualmente, no existe tratamiento para la AR.

Los objetivos del tratamiento se centran en disminuir la progresión de la enfermedad, actuar frente al dolor y la inflamación, mantener el funcionalismo de las articulaciones afectadas y minimizar las lesiones y complicaciones articulares.

El tratamiento varía de paciente a paciente y a menudo a lo largo del tiempo para un mismo paciente.

Supone normalmente la combinación de distintos tipos de fármacos, y se inicia tan pronto como sea posible con el fin de evitar lesiones articulares irreversibles.
Para asegurar un seguimiento óptimo de los pacientes, éstos deberían de ser controlados tanto por el reumatólogo como por el médico de cabecera, así se beneficiarían además de la administración de los nuevos tratamientos que aparecen en el mercado cuanto antes mejor.

La Artritis Reumatoide Juvenil (ARJ), también conocida como Artritis Juvenil Idiopática, es el tipo de artritis más frecuente en menores de 16 años.

La ARJ es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones ocasionando inflamación, dolor, hinchazón, enrojecimiento y rigidez de las mismas.

A veces, los ojos y otros órganos internos pueden resultar también afectados. Se estima que aproximadamente un 20% de los afectados presenta un aumento de tamaño del bazo e inflamación articular.

La ARJ se clasifica en tres formas principales en función del número de articulaciones afectadas y de si existen órganos afectados.

Estas formas son la siguientes:

ARJ Pauciarticular:

representa aproximadamente el 50% de todos los casos de ARJ siendo el número de articulaciones afectadas de cuatro o menos; además, es más frecuente en niñas menores de ocho años.

ARJ Poliarticular:

representa aproximadamente un 30% de todos los casos y se afectan como mínimo cinco articulaciones, especialmente en las manos y pies (aunque pueden afectarse también otras)

ARJ Sistémica:

representa aproximadamente un 20% de todos los casos y se afectan tanto articulaciones como órganos internos.

Los niños con este tipo de ARJ pueden tener fiebre y erupciones frecuentes, aunque aparecen y desaparecen rápidamente.

Los síntomas varían con frecuencia incluso en la misma persona; además, la enfermedad cursa con brotes y remisiones.

En algunos casos los síntomas se mantienen y en otros desaparecen para siempre. Los médicos consideran un diagnóstico de ARJ cuando los síntomas persisten durante más de 6 semanas.

Estos síntomas incluyen rigidez matutina, cojera, reticencia a movilizar la articulación afectada, dolor e hinchazón articular.

Además los pacientes pueden presentar fiebre, erupciones, hinchazón de los ganglios linfáticos y en algunos casos afectación del hígado, bazo y más raramente, pulmones.

La ARJ puede presentar complicaciones como inflamación ocular y problemas relacionados con el desarrollo de la articulación; las articulacions podrían desarrollarse demasiaso rápido o bien demasiado lentamente, de tal modo que un brazo o una pierna podrían ser más cortos o largos que los otros.

También puede darse un desarrollo irregular dentro de una misma articulación e incluso una alteración del desarrollo en general.

Se desconoce la causa de la ARJ, aunque se piensa que se trata de un trastorno autoinmune.

Es posible que exista una tendencia hereditaria a desarrollar la enfermedad; sin embargo, con mucha probabilidad debe de existir un factor desencadenante para que la persona la manifieste.

Suele empezar entre los 2 y 5 años o entre los 9 y 12 años.
Suele afectar más a niñas que a niños.

Pruebas relacionadas

El objetivo de estas pruebas es el de intentar distinguir esta forma de artritis de otros tipos de artritis y enfermedades que producen síntomas similares, además de evaluar la severidad de la afectación.

Las pruebas sirven para monitorizar la enfermedad y sus posibles complicaciones, así como para monitorizar efectos indeseables asociados a ciertos tratamientos.
El diagnóstico de la artritis reumatoide juvenil se basa en los signos y síntomas clínicos, como la artritis persistente en una o más articulaciones durante por lo menos seis semanas, que no se puede atribuir a otra causa.

También puede asociarse a aumento de tamaño del hígado o del bazo, inflamación de los ganglios linfáticos, signos de anemia, problemas cardíacos e inflamacion ocular.

Pruebas analiticas del laboratorio.-

Las pruebas de laboratorio que pueden ayudar al diagnóstico de la ARJ y descartar otras alteraciones, son:

- Hemograma:

evalúa los glóbulos rojos y blancos de la sangre y la hemoglobina, y permite detectar anemia.

- Velocidad de sedimentación globular (VSG)

- Proteína C reactiva (PCR) para detectar inflamación.

- Anticuerpos antinucleares (ANA):
Aproximadamente un 80% de los niños con afectación ocular presentan un resultado positivo.

- Titulo de ASLO

- Factor reumatoide (FR)

Que puede ser positivo según el tipo de Artritis Reumatoide Juvenil.

- Anticuerpos Anti RANA

- Anticuerpos Anti DNA

- Panel metabólico con pruebas de función renal y hepática.

- Análisis del líquido sinovial,

A veces solicitado para detectar posibles cristales que pueden estar presentes en la articulación y para buscar signos de infección articular.

Nota.- Para mas información puede consultar el articulo sobre Reuma



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