Causas del cáncer de próstata y factores de riesgo.

Todavía no se conocen exactamente las causas del cáncer de próstata.
Pero algunas investigaciones han encontrado algunos factores de riesgo y tratan de explicar cómo esos factores pueden provocar que las células de la próstata se malignicen.

Mutaciones genéticas:
Durante los últimos cinco años, los científicos han conseguido grandes avances en comprender como ciertos cambios en el ADN pueden ocasionar que las células prostáticas crezcan anormalmente y desarrollen un cáncer.
El ADN no sólo contiene la información de nuestra apariencia física externa.
Algunos genes, contienen instrucciones que controlan el crecimiento y división celular.
Aquellos genes que promueven el crecimiento y división de las células se llaman oncogenes.
Otros genes que inhiben la división celular y causan la muerte de las células en el momento adecuado (muerte celular programada) o apoptosis), se llaman genes supresores.
Los cánceres pueden estar causados por mutaciones del ADN que activan a los oncogenes y que inhiben a los genes supresores.
Algunas personas desarrollan ciertos tipos de cáncer porque heredan de sus padres mutaciones del ADN.
Las investigaciones han descubierto que los cambios heredados del ADN en determinados genes provocan que algunos varones desarrollen cáncer de próstata con más probabilidad.
Estos cambios genéticos pueden causar alrededor del 5 al 10% de los cánceres de próstata.
Los genes que parecen que son responsables de que algunas personas hereden la tendencia a desarrollar cáncer de prostata incluyen:

- HPC1: Abreviatura de Hereditary Prostate Cancer Gene 1, localizado en el cromosoma 1.
- HPC2: También conocido como ELAC2.
- HPCX: Lleva este nombre porque ha sido encontrado en el cromosoma X.
- CAPB: Llamado así porque está relacionado con Cáncer de Próstata y tumores cerebrales (Brain).
- BCL-2: Hay muchos cánceres de próstata que expresan este gen cuando se vuelven hormonorresistentes o independientes de los andrógenos.

- AMACR: De x-metilacil-CoA racemasa, que desencadena la producción de una proteína específica que se encuentra solamente en las células cancerígenas, que ayuda al organismo a metabolizar ciertos ácidos grasos.
- EZH2: Pertenece a una familia de genes llamados supresores de la trascripción, que evita que las células copien y realicen las instrucciones de otros genes.
También pertenece a un grupo de genes que ayudan a las células a recordar su función especifica al dividirse.
Es mucho más activo en las células de un agresivo tumor de próstata que en un cáncer localizado o en tejido prostático sano por lo que podría ser un marcador que permitiera identificar qué pacientes se beneficiarían de una actitud expectante de los que hay que recurrir a un tratamiento radical como la prostatectomía o la radioterapia.
Las investigaciones de estos genes es todavía prematura, y las pruebas genéticas, todavía no están disponibles.
1º) Las mutaciones de los genes BRCA1 o BRCA2 (Breast Cancer) aumentan mucho el riesgo en las mujeres de desarrollar un cáncer de mama o de ovario.
2º) Los hombres con cambios en los genes BRCA pueden tener un aumento de riesgo leve a moderado de padecer un cáncer de próstata.
Pero las mutaciones en los genes BRCA parece que sólo tienen importancia en un pequeño número de cánceres de próstata.
La mayoría de la mutaciones del ADN descritas en el cáncer de próstata se adquieren durante la vida de un hombre más que haber sido heredadas antes del nacimiento.
Cada vez que una célula se prepara para dividirse en dos nuevas células, tiene que hacer una copia de su ADN. Este proceso no es perfecto y algunas veces ocurren errores.
Afortunadamente, las células tienen enzimas reparadoras que corrigen defectos del ADN.
Pero algunos errores pueden pasar desapercibidos, especialmente cuando las células se dividen rápidamente, aportando el ADN una mutación a una nueva célula.
La exposición a las radiaciones ionizantes o sustancias que causan cáncer pueden causar mutaciones en el ADN en muchos órganos del cuerpo, pero estos factores no han sido demostrados que sean causas importantes de mutación en las células prostáticas.

Hormonas:
Es evidente que el desarrollo del cáncer de próstata está relacionado con niveles aumentados de algunas hormonas.

Andrógenos:
Los niveles altos de andrógenos (hormonas masculinas), como la testosterona, pueden contribuir a aumentar el riesgo de cáncer de próstata en algunos hombres.

Las pruebas que apoyan esta hipótesis son:
1) La asociación de cirrosis hepática y aumento del riesgo de cáncer de próstata, sugiere que la alteración hormonal del medio tiene un papel etiológico.
2) Se ha descrito casos de cáncer de próstata de varones muy jóvenes aficionados al fisioculturismo y consumidores de anabolizantes androgénicos esteroideos, con la intención de aumentar su masa muscular.
3) Los eunucos tienen una incidencia de cáncer de próstata casi nula.
4) La detención del crecimiento tumoral con terapias de supresión androgénica, lo que explica que ese tumor es hormonodependiente en más del 95% de los casos.
5) El hecho de que el cáncer prostático puede ser inducido en ratas mediante la
administración crónica de estrógenos y andrógenos.


Algunas investigaciones han observado que hombres con niveles altos de otra hormona, el factor de crecimiento insulínico tipo 1 (insulin-like growth factor-1-->IGF-1), está relacionado con el desarrollo del cáncer de próstata.
El IGF-1 es una hormona similar a la insulina, pero su función normal es el control del crecimiento celular y no del metabolismo hidrocarbonado.
Otros estudios sin embargo, han encontrado asociaciones entre el IGF-1 y riesgo de cáncer de próstata.

Factores de riesgo del cáncer de próstata
Aunque no se conocen completamente las causas del cáncer de próstata, las investigaciones han encontrado muchos factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad.
Edad:
La probabilidad de tener cáncer de próstata aumenta rápidamente después de los 50 años. Más del 70% de los cánceres de próstata son diagnosticados en hombres que tienen más de 65 años.
Por lo tanto, la enfermedad es rara antes de los 50 años de edad (menos del 1%).
Todavía no está claro por qué ocurre este aumento del cáncer de prostata con la edad.
El riesgo de diagnosticar clínicamente un cáncer de próstata aumenta con la edad desde 0,02% a los 50 años, hasta un 0,8% a los 80 años, de tal manera que un hombre de 70 años presenta una probabilidad 12 veces mayor de desarrollar cáncer de próstata que un hombre 20 años menor.
Si se realiza una autopsia a cadáveres de ochenta años que han muerto por otras causas, cerca del 80% de estas personas tenía este tipo de cáncer.
El cáncer latente aumenta un 1% cada año a partir de los 50 años; la incidencia es del 10% a los 50 años y del 30% a los 70 años.
Si bien la incidencia de cáncer de próstata aumenta con la edad, es en los pacientes más jóvenes cuando muestra peor el pronóstico.

Raza:
El cáncer de próstata ocurre alrededor del 70% más a menudo en hombres afroamericanos que en hombres blancos americanos.
Comparado con otras razas, los hombres afroamericanos, parece que se diagnostican en estadios más avanzados.
Los hombres afroamericanos tienen el doble de riesgo de morir por cáncer de próstata que los hombres blancos.
Las razones de esta diferencia racial son desconocidas.
Sin embargo los hombres de ascendencia asiática o los habitantes de las islas del Pacífico, tienen las tasas más bajas de incidencia y mortalidad.

Nacionalidad, medio ambiente y estilo de vida:
En Suecia se da el riesgo más elevado de cáncer de próstata (22 muertes por cada 100.000 varones).
En Norteamérica y Europa (14 muertes por 100.000 varones) y bajo en Taiwán y Japón (2 muertes por 100.000).
Sin embargo los japoneses que emigran a EE.UU. presentan cáncer de próstata con una frecuencia parecida a la de otros varones de este país, sugiriendo que los factores ambientales y el estilo de vida son motivo fundamental de estas diferencias entre la población.

La nutrición:
Parece tener un papel importante en el desarrollo del cáncer de próstata, como lo demuestra la distribución geográfica de la incidencia de este cáncer, siendo altamente elevada en los países industrializados o "desarrollados".

a) Grasas animales y cáncer de próstata:

Más de una docena de estudios que han incluido 3.000 pacientes con cáncer de próstata y 4.600 individuos controles han confirmado ya el papel nocivo de una alimentación rica en grasas animales y carnes rojas.
Esta relación es mucho más evidente con el cáncer de colon y de mama.
Probablemente algunas grasas de la alimentación se convierten en andrógenos, resultando una estimulación androgénica de líneas celulares tumorales intraprostáticas quiescentes. El ácido graso más peligroso cuando se consume en exceso es el alfa linolénico, cuyo consumo triplica el riesgo de padecer cáncer de próstata.

b) Efecto de las grasas vegetales y del pescado:
Los ácidos grasos omega-3, como el ácido pantanoico, obtenido a partir de la grasa del pescado, han demostrado su capacidad potencial de inhibir líneas tumorales prostáticas in vitro.

Estudios epidemiológicos han podido demostrar que los varones con una dieta rica en estos ácidos tienen una tasa inferior de cáncer de próstata.
La grasa de la soja tiene propiedades beneficiosas que podrían prevenir este tipo de cáncer.

c) Frutas:
Los licopenos disminuyen el riesgo de cáncer prostático en un 30 %.
El licopeno se encuentra en el tomate, por lo que el consumo de los derivados de esta hortaliza protegen del cáncer de próstata.
Los ajos y cebollas contienen micronutrientes que protegen del cáncer al igual que las hortalizas crucíferas.

d) Selenio:
Es un oligoelemento que se encuentra en el pan, los cereales, el pescado y las carnes.
Es un antioxidante, inductor de la apoptosis e inmunoestimulante que protege del cáncer de próstata.

e) Vitamina E:
Contenida en lechugas, berros, escarola, es un antioxidante que en estudios animales ha demostrado que puede alargar la fase de latencia de ciertos tumores, bloqueando la progresión neoplásica hacia la fase invasiva.
En el hombre se ha demostrado que la acción antioxidante del selenio puede ser potenciada por la Vitamina E.

f) Vitamina D:
Contenida en legumbres y la leche, es factor de inhibición tumoral.
Existe un aumento de la incidencia de cáncer de próstata en regiones nórdicas comparadas con regiones sureñas que reciben cantidades mayores de rayos solares y en concreto de rayos ultravioleta, que transforma determinados esteroides en vitamina D en la piel.

g) Vitamina C:
El consumo de esta vitamina mejora la posibilidad de que un individuo pueda evitar la aparición de este tumor.

h) Extractos de soja:

Contienen genisteína, una sustancia vegetal que imita los efectos de los estrógenos en el organismo y podría proteger y controlar el cáncer de próstata al disminuir los niveles de PSA.

i) Zinc:
Los suplementos de zinc podrían aumentar el riesgo de cáncer de próstata según algunos estudios.
Actualmente se están realizando estudios para comprobar si estas sustancias reducen o no el riesgo de cáncer de próstata.
Hasta que estos estudios no se completen, la mejor recomendación para disminuir el riesgo de cáncer de próstata es comer menos carne, grasas y productos lácteos y comer más de cinco veces al día frutas y verduras.

Inactividad física y obesidad:
El ejercicio físico regular y mantener un peso saludable puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de próstata.
La obesidad definida como un índice de masa corporal superior a 29 kg/m2 se asocia con el doble de riesgo de padecer cáncer de próstata que en los hombres que tienen normopeso y cuando aparece el tumor se diagnostica en estadio más avanzado y es más agresivo.

Historia familiar:
El cáncer de próstata parece que ocurre más frecuentemente en algunas familias, sugiriendo que existe un factor hereditario.
Tener un padre o un hermano con cáncer de próstata dobla el riesgo de padecer esta enfermedad.
El riesgo es incluso mayor para los hombres que tengan varios familiares afectados, sobre todo si los familiares eran jóvenes en el momento del diagnóstico.
Los científicos han identificado varios genes que parecen incrementar el riesgo del cáncer de próstata, como hemos visto antes, pero probablemente sólo en un pequeño porcentaje de casos y las pruebas genéticas no están disponibles.
Algunos genes incrementan el riesgo de algún tipo de cáncer.
Por ejemplo, las mutaciones adquiridas de los genes BRCA1 o BRCA2 están relacionadas con el cáncer de mama y de ovario, muy comunes en algunas familias.
La presencia de estas mutaciones también aumenta el riesgo de cáncer de próstata, pero sólo son responsables de una parte muy pequeña de los casos de cáncer de próstata.

Vasectomía:

En todo el mundo, se han practicado entre 50 y 60 millones de vasectomías como método anticonceptivo.
Hace algunos años la publicación de algunos estudios relacionaron la práctica de la vasectomía con un riesgo aumentado de padecer cáncer de próstata.
Sin embargo el análisis realizado por la Asociación Americana de Urología de todos los artículos publicados sobre el tema concluyó en que no había pruebas suficientes para relacionar la vasectomía con un riesgo mayor de presentar cáncer de próstata.

Recientemente, investigadores de la Universidad de Otago, Nueva Zelanda, realizaron un estudio sobre el tema que ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Journal of the American Medical Association.
EL estudio analiza 923 nuevos casos de cáncer de próstata en varones entre 40 y 74 años, entrevistándose a 2.150 varones.
Los controles fueron seleccionados al azar del registro electoral. Los investigadores no observaron asociación entre la vasectomía y el cáncer de próstata ni siquiera en los casos en los que la vasectomía se había realizado 25 años antes. Los científicos eligieron Nueva Zelanda por dos razones: el país tiene una de las más altas prevalencias de vasectomía y el cáncer debe declararse en un Registro Nacional de la enfermedad.

Trabajo:
Los trabajadores de las industrias del caucho, del cadmio, en soldaduras y baterías, parecen tener más probabilidades de desarrollar cáncer de próstata.
El cadmio es un metal pesado que interrumpe el proceso natural de reparación del ADN celular y puede permitir la multiplicación sin control de las células malignas de los tumores.

Agentes infecciosos y actividad sexual:
Se ha considerado que los agentes infecciosos transmitidos por vía sexual podrían provocar cáncer prostático, sin embargo, los estudios epidemiológicos, virológicos e inmunológicos han aportado resultados contradictorios.
Estos estudios han sugerido un aumento en el riesgo de cáncer prostático asociado con un mayor número de compañeras (o "compañeros") sexuales, una historia previa de enfermedad de transmisión sexual, frecuencia del acto sexual, relación con prostitutas, y edad temprana de comienzo de la actividad sexual.
Sin embargo, otros estudios al contrario han sugerido que existe un mayor riesgo de cáncer prostático asociado con la represión de la actividad sexual, como un comienzo en edad más tardía, y un cese prematuro de la actividad sexual.
Por otra parte, algunos trabajos han mostrado un mayor riesgo entre los pacientes que nunca estuvieron casados y un riesgo aún mayor entre aquellos que tuvieron hijos, pero otros estudios no han mostrado una correlación significativa con el estado conyugal o civil o con el número de hijos.
De forma similar, los estudios de potenciales agentes infecciosos no han aportado resultados concluyentes, como tampoco proporcionan pruebas concretas para una causa infecciosa de cáncer prostático, como la gonococias, el virus del papiloma humano (VPH) y otro tipo de uretritis, prostatitis y enfermedades de transmisión sexual.

Tabaco:
El tabaco según recientes estudios es también un factor de riesgo para el cáncer de próstata, debido a que fumar cigarrillos aumenta la producción de hormonas masculinas que estimulan el crecimiento celular y por lo tanto el crecimiento de los tumores prostáticos.

Además el cadmio contenido en los cigarrillos también es otro factor de riesgo.

Otros cánceres sincrónicos o metacrónicos:
Según un estudio los hombres diagnosticados de un cáncer colorrectal están predispuestos a padecer un cáncer de próstata.


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